Por casualidades de la vida, consulta de espacios de otras concretas personas en general y momento de empanamiento mental en particular, servidora se ha registrado últimamente en Facebook y se ha hecho un sitio en Myspace (pese a no tener aún nada grabado).
A parte de joderme altamente el hecho de no poder modificar algunas informaciones que vienen predeterminadas en desplegables y de no saber cómo cambiar fondos e historias parecidas (dame tiempo, todo se aprende), hay algo que me llama poderosamente la atención.
No me he publicitado. No he ido a visitar a gente porque sí. No he buscado personas de mi rango de edad ni nada por el estilo. Básicamente no he hecho nada. Sólo me he registrado, he subido la misma foto de perfil de blogger y punto pelota. Más sosa, imposible.
Ambos espacios no es que sean austeros, es que son directamente un asquito. Ni tengo canciones colgadas, ni tengo fotos, ni tengo nada escrito. Lo dicho, nada.
A pesar de ello, me llegan al correo peticiones para agregar a gente.
Hola Akroon, Tsuriyuki Masomuto quiere ser tu amigo. (cómo me recuerda a Enjuto el apellido del amigo japonés…).
¿Mi amigo? Mejor podrías decirme que Tsuriyuki, con esa bonita foto de familia, no habla un pijo de español y en cualquier caso tiene curiosidad o quiere establecer contacto vía web. Pero de ahí a que sea mi amigo, hay un trecho.
Y he aceptado a Tsuriyuki, más que nada para ver qué leches me dice, si es que me dice algo. Estoy esperando a que me hable en japonés para contestarle yo en catalán. Vamos a desarrollar una amistad sin precedentes, dónde uno preguntará cuál es su comida favorita y el otro contestará que el verano pasado estuvo en la Costa Brava o en el Fujiyama. Tal será nuestra profunda, sincera y estrecha relación de amistad que me plantaré en su casa para conocer a su pequeña hija nipona, para pedirle a su mujer la receta del sushi (que puedo comer con palillos perfectamente, y Sota, Will, Casta y MMM pueden dar fe de ello) y para departir con el propio Tsuriyuki el por qué la bandera del Japón es un puntazo o por qué el mandamás de Humor Amarillo parece menos japonés que el resto.
No entiendo nada de cómo funciona el jodido Myspace. Y estoy agregando gente sin saber por qué ni para qué. Creo que lo estoy haciendo para que haga bulto y se vea todo un poco más lleno. Excepto un par de contactos musicalmente interesantes, el resto…
Bueno, a Rolando no le he agregado. Nop, nop y nop.
Hola Akroon, Rolando quiere ser tu amigo.
¿Quién coño es Rolando? Miro la petición de amistad y me encuentro con este mensaje:
hola reina me encantaria cono serte agrega mi smn XXXXXX@hotmail. com
Vamos a ver Rolando, alma cándida. Analicemos tu petición de “amistad”.
hola reina ---> No me mola un pelito que me llames reina, que tú y yo no somos nada. En realidad, ni con quién soy algo o mucho, sea lo que sea, no me mola ni un pelito que me llame reina.
me encantaria cono serte ---> Rolando, querido, paso de ponerte acentos, eso lo primero. A mí, me encantaría cubo serte. O tal vez, pirámide serte. O si mucho me aprietas, heptaedro serte. O sea, convertirte en un poliedro y pelillos a la mar.
agrega mi smn XXXXXX@hotmail.com --->A esto digo:
- No me da la gana.
- El subconsciente te ha traicionado, es MSN, no SMN. No diré más, a buen entendedor, pocas palabras bastan. Sólo hay que interpretarlo en lenguaje sms, y no doy más pistas.
En Facebook, tres cuartos de lo mismo.
De lo que no me acordaba yo era de que ya tenía otra cuenta abierta en Facebook, porque no recuerdo qué amigo o familiar me dijo de unirme o usarlo o no sé qué. Y ahora me llega allí una petición de agregar a un ex-compañero de clase de COU (que sí, que yo soy de la época en que se hacía EGB, BUP, COU…).
Pero como yo no me acordaba de que ya estaba de alta en esto del Facebook, abrí otra cuenta. Misma foto de perfil de blogger y de myspace. Y venga, ancha es Castilla!!
Resulta que a parte de Rodolfo, ahora estoy en grupos de deportes de aventura (y lo máximo de aventura que he hecho yo ha sido subirme a un helicóptero y montar a caballo), en un grupo que adora las Islas Canarias y sus fiestas (yo sólo he estado en Tenerife, aunque seguro que todas las islas son estupendas) y en un grupo que no sé qué coño es (y nunca he estado ahí ni he hecho nada).
Lola, que también quería ser mi amiga, me pregunta que qué les gusta de mí a los hombres y me regala no sé qué. ¡Y yo qué carajo sé! Habría que preguntarles a ellos. No sé cómo tomar el regalo y no sé qué tengo que hacer con el cuestionario.
No entiendo nada. Ya estoy mayor para tanta gente solicitando amistad desinteresada y sin ánimo de nada más que el mero contacto fraternal e inocente con otros semejantes cuya única pretensión es el enriquecimiento personal a través del intercambio de opiniones…