KNOCK KNOCK KNOCK!!!

Adelante... pasa... como si estuvieras en tu casa...

22.9.08

Sibaritismo de pega

A raíz de la rabia vertida por el Sr. Mantel en su último post, me percaté (de nuevo) de lo mal que está el negocio de la hostelería.

Ya sabemos que lo bueno es caro, de ahí que se oferte un doble cheeseburger a 2 euros en el Burger King (la carne de rata siempre ha sido bastante económica). Sin embargo, los Sres. King no me estafan. Me venden mierda a un precio de mierda. Yo lo pago gustosa y me lo como tan contenta, porque lo fundamental es que la mierda no se cobre a precio de oro.

Pero es una práctica al uso y sobretodo bastante molestosa, a la par que extendida en toda la geografía mundial, el hecho de que a una le vendan mierda a precio de oro.

Prescindiendo de las innovaciones gastronómicas hechas por los grandes cocineros (ahí no me meto, más que nada por desconocimiento), me cabrea sobremanera que me cobren por la gramática. Nunca pensé que el complemento de nombre o el circunstancial estuvieran tan caros ni se cotizaran tan alto.

A partir de un trabajo de campo elaborado a conciencia, he podido deducir que cuanta más gramática hay en una carta, más caro es el precio.

Como decía yo en mi comentario en el blog del Sr. Mantel, pongo un ejemplo:

-Croquetas: 3 euros. (el sustantivo pelao parece asequible)
-Croquetas caseras: 4 euros (sustantivo + adjetivo, empieza a encarecer el producto).
-Croquetas de la abuela: 12 euros. (sustantivo + complemento de nombre compuesto, parece tender a tocar las pelotas).
-LAS croquetas de la abuela: 52 euros. (si hay un determinante delante del sustantivo, el precio se convierte en abusivo).

A parte de ello, se presupone que la abuela cocina de cojones, cuando hay abuelas que no saben hacer la O en un canuto, pero da igual, si la yaya ha metido sus manos, ya sea en las croquetas o para escribir a receta, eso legitima al restaurador para encarecer el precio en proporción suficiente para mantener la cuota mensual de la residencia donde pasa sus días la madre de su madre.

Sin embargo, a parte de lo anterior, cabe añadir que hay otro elemento modificador del precio al alza, y es el uso de léxico o terminología en lenguaje no foráneo. Lo que viene conociéndose como poner cosas en extranjero. A más extranjerismos, más precio. Los que más alto se cotizan son los galicismos. Y si no, mira el ejemplo:

-Bocata de fuagrás y tapa de olivas rellenas: 8 euros.
-Foie con gelatina de Oporto y pan inglés: 25 euros.
-Foie de Canard a la gelée de Oporto acompañado de triángulos de pan inglés de centeno sin corteza: 63 euros.

Hay que joderse. Ahora le tengo que pagar yo las clases de francés al hijo del hostelero.

Un día me veo yendo al Burger King y leyendo en los carteles de debajo del mostrador:

-Doble Hamburguesa de Rata con queso, patatas fritas pequeñas y refresco pequeño: 5’50 euros.
-Double Rat Cheeseburguer, french fries & Pepsi: 45 euros.

Deberían hacerse las cartas en esperanto y con un tope de palabras para cada plato.

¿Qué tal las vacaciones?