KNOCK KNOCK KNOCK!!!

Adelante... pasa... como si estuvieras en tu casa...

16.10.08

Una melena rubia al viento... Da igual el careto que tengas, lo importante es el misterio


Siguiendo con las crónicas de mis viajes en moto para ir a trabajar, me han sucedido un par de anécdotas que cuanto menos, me han dejado ojiplática y sorprendida.

Hace unas semanas, salía yo de una vía rápida hacia una rotonda para encaminarme a casa. Ataviada con mis vaqueros y mi chaqueta vaquera de cremallera, iba subida en mi moto, casco negro en la cabeza y gafas oscuras en los ojos (al revés, resulta incómodo).

Paré en el semáforo, estaba en rojo (manías que tengo, ya ves). A mi izquierda, una furgoneta verde. Oigo FDJSFJ FNR VFDNFIJHF FREI FHD SEEVEWEJ ERDFS. Ni caso, no es a mí. Oigo FDJSFJ FNR VFDNFIJHF FREI FHD SEEVEWEJ ERDFS un poco más fuerte. Dentro de la inocencia propia de mi edad (pura post-adolescencia), me doy la vuelta creyendo que me están preguntado por una calle (soy taaaaaaan buena ciudadana, siempre ayudando al prójimo).

Miro hacia la furgoneta y levanto la cabeza a modo de ‘¿Qué?’. Acto seguido, mi cerebro estaba preparado para escuchar un: perdona, la calle tal y cual pascual??. Pero no.

- Que te queda muy bien la moto.
- Ein?
- QUE TE QUEDA MUY BIEN LA MOTO!!!
(joder, primera vez que me dicen que la moto me queda bien… y eso que es china, llega a ser japonesa y puedo alunizar con el ella en el Ritz en perfecta armonía con el ambiente).
- Gracias (miro al frente, si no hay pregunta de calle, no hay conversación que valga).
- Jndhsfhfjwe feb qjfhwef wehjhcd sajad acnewj cfheqwfewjwejcwef.
(Ya no entendía nada, y evidentemente, no iba a sacarme el casco para escuchar mejor. Asoma el conductor hacia la ventanilla del acompañante y aclara): Que porque tú no quieres, que si no, te echaba un polvo!!!!

Pues claro que no quiero, antes me tiro al gato de la vecina. ¿Qué ha sido del arte del piropo de andamio? ¿Eh? Era soez, pero al menos elaborado. La originalidad está muriendo en vertiginosa agonía.

Pero, no se vayan todavía amigos, aún hay más!

Antes de ayer, iba yo hacia mi trabajo… subida en la moto, cómo no. Ataviada de forma parecida a la de la anécdota anterior.

Carril derecho. Intentando petar la moto a 90 km/h (ya dije que era china, no le pidas mucho más… y total, el límite es 80 km/h, así que no puedo infringir la normativa de circulación ni queriendo. Me faltan medios).

Adelanto a un coche. Me sitúo de nuevo en el carril derecho. Unos metros más adelante, veo por el rabillo del ojo otro coche en el carril de mi izquierda (algo habitual en la autopista… suele pasar… hay más gente circulando además de uno mismo). Cuando va a rebasarme, se queda a mi altura. Sigo petando la moto como puedo. El coche sigue sin adelantarme. Freno ligeramente, no me gusta tener otro vehículo a mi altura, deja demasiado poco margen de maniobra. El coche disminuye la velocidad también.

Le doy al gas lo máximo que puedo (si sigo así le voy a dar dos vueltas y seguro que me catapulto al hiperespacio, igualito que Han Solo en el Halcón Milenario). Ahí está, mi campeona, rozando los 92’5 km/h. El coche acelera de nuevo. Y cuando giro la cabeza… hay que joderse. Un coche con 3 tíos dentro. El del asiento del copiloto ha decidido sacar la cabeza y los brazos por la ventanilla como si estuviera apoyado en la barandilla de un balcón. Sonríe.

Vamos hombre, no me jodas!! A 92’5 km/h, nooo!!

Oigo: fjdhshwe hw ffffffffffffffffffs fffffffffffffffffs fffffffffffffffs jdfsaf dash fjdalfjd ffffffffffffffffs ffffffffffffffffffs jfdhs fhdas ffffffffffffffs fffffffffffs

(los ffffffffffffffs ffffffffffffffffs son otros coches pasando y los sonidos naturales de una autopista).

Se me ocurrió dejar el manillar un momento, hacer el pino sobre el asiento y con los pies tejer una bufanda mientras aceleraba con las orejas, pero claro, al llevar el casco, las orejas quedaban totalmente inutilizadas. ¿Por qué pensé en hacer eso? No lo sé… en realidad no tengo la más menor idea, pero eso hubiera sido un espectáculo digno de pose de barandilla de balcón.

Así estuvo el coche la mitad del trayecto, hasta que llegué a mi salida. Cuando puse el intermitente, el del asiento del copiloto, antes de que tomara mi salida, gesticuló diciéndome que le diera mi teléfono.

Espera un momento por favor, que voy a dejar el manillar yo ahora, levantar la visera y darte mi móvil. No tengo nada más que hacer en esta jodida vida, en pleno carril de desaceleración. Gestito con la mano de adiós (a cascarla, pero con simpatía) y que tengas un feliz viaje.

Y todo esto me hizo pensar:

No se me ve el careto entre el casco (que te oprime la cara que es un portento) y las gafas de sol oscuras.

No llevo tacones ni voy en minifalda.

No llevo un mono de buscoajacqs.

No uso una talla 100 de sujetador.

Pero sí asoma una melenita rubia al viento por debajo del casco.

Lo que hace el pelo… que ya dicen en mi pueblo que donde hay pelo hay alegría.

Moraleja: ir en moto me ha enseñado el poder de captación de una melena rubia al viento. Así que, cuando tenga que pedir una subvención para algo, pienso ir a la ventanilla correspondiente ataviada con casco y gafas de sol y un ventilador haciendo revolotear mi cabello. Si no lo consigo así, es que es imposible.

(Claro, que cuando entré en el estanco el otro día con el casco y las gafas puestas, la dependienta creía que la quería atracar…).

¿Crees que es una buena idea?