Yo no quería… lo juro… no quería… pero es que me obligan. No quería ponerme más borde. No quería seguir violentándome. No quería continuar en la tónica de los posts de mecagoentolosagrao… Pero es que no me dejan otra. A los seres que habitan el cielo, les gusto más cabreada que recogiendo flores silvestres en el campo entre pájaros cantarines y mariquitas que follan en Peugeots 307. Seguro que en la Santa Sede, de tan buenos que son, saben que haciendo lo que hacen contribuyen a la fama (?) de mi blog, y como siempre miran por el prójimo (en este caso, prójima)…
No hay alternativa. Tengo que postear sobre ello, o me ahogaré en mi propia bilis (y creo que me queda mucha vida por vivir, y el día que muera, tengo que morir de una manera mucho más digna).
El Vaticano (que no tiene nada mejor que hacer a parte de fomentar las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados, el no avance científico con el tema de las células madre, condenar la vida de una adolescente que se queda embarazada, aleccionarnos con el verdadero concepto de familia, ejercer la pedofilia impunemente, etc., etc., etc., y recoger el Domund) se dedica a dictar un Manual de Comportamiento para el Conductor Católico. Como los diez mandamientos de Moisés, pero en lugar de escritos en tablas, ahora dios (con la d minúscula expresamente) te los manda en formato pen-drive (que hasta dios se moderniza, joder!).
El formato en que se ha pensado me recuerda a un antivirus: hay el producto básico ProtecciónMandamientosConductorCatólico Versión 1.0 (de obligado cumplimiento), y después tienes las versiones mejoradas.
Si compras la versión 1.1, tienes más protección celestial, y si además añades el pack protección total (versión 2.0) ya subes de nivel y pasas a ser indestructible.
Debe ser igual de eficaz que encomendar la salud de tu pc a San Troyano, sin más instalación de software que rezar un padrenuestroqueestásenloscielos cada mañana antes de echar la primera meadita del día y darle al botoncito de la torre, la consola o el portátil.
Como rasgos básicos, antes de entrar en materia de mandamientos, hay que destacar el espíritu que envuelve este código conductivo-vehicular:
Se insta a conducir con prudencia, cortesía y caridad, y se recomienda rezar el rosario.
Vamos a ver…
Lo de la prudencia, ya lo sabemos todos –católicos o no-, y generalmente (fuera de los descerebrados) se suele conducir procurando no matarse en el intento. Los descerebrados que conducen queriéndose matar durante el trayecto, lo mejor es que lo consigan, y cuanto antes mejor, y a ser posible que sea mediante colisión contra una pared (de este modo se evita que se lleven a gente sin culpa por delante –sea gente católica o no lo sea-).
Soy una mala persona. No soy una buena oveja del rebaño del señor.
A los que conducen como maníacos, les deseo paredes del hormigón más duro que exista.
Lo de la cortesía, pues qué quieres que te diga… Yo suelo aplicarlo (soy así de buena, que no de católica, no confundir). Sin embargo, cuando dejo entrar a quien quiere meterse en mi carril, facilito la maniobra de incorporación a la autopista y me detengo en un paso de cebra, y en cambio yo –momento dado- me encuentro un camión parado, pido que me dejen salir y me mandan a la mierda chupándome tres semáforos en rojo, pues como que la cortesía la mando bastante a tomar por saco.
Soy una mala persona. No soy una buena oveja del rebaño del señor.
Enseño el dedo corazón por el retrovisor o hago un gesto lascivo para despistar y facilitar la colisión contra una pared (por aquello de los descerebrados…).
Lo de la caridad sólo se me ocurre que lo digan por aquello de comprarle un paquete de kleenex al tipo de turno que te lo ofrece en el semáforo, por aquello de dejarte enguarrar el parabrisas con aguas fecales y encima soltar la mosca, o por contribuir al Domund.
Pues no. No me da la gana.
Soy una mala persona. No soy una buena oveja del rebaño del señor.
Yo limpio el coche como me da la gana a mí y cuando me da la gana a mí. Los kleenex me los compro en el super. Le doy monedas a un tipo en concreto que vende pañuelos porque me da la gana dárselas, porque me cae bien y no me quedo los kleenex. Y paso olímpicamente del Domund.
Lo de rezar el rosario, es que ya es el acabose. Si rezas el rosario, seguro que dios baja y se convierte en tu copiloto: izquerda segunda frenada larga rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrras! Semáforo rojo peatona vieja bastón rrrrrrrrrrrrrrrrrrrrras! Trata de arrancarlo Akroon!!!!!!!!!!!!
Soy una mala persona. No soy una buena oveja del rebaño del señor.
Yo prefiero darle caña al reproductor de música y canturrear canciones de SOAD, Rage Against The Machine y otros grupos que seguro catalogarían de ‘satánicos’.
Ahora viene cuando te voy a enseñar el decálogo de marras. Lo he leído, y la verdad, me he puesto a llorar… de la risa, claro.
1.- No matar.
¿Qué? ¿Qué? ¿Y perderme los puntos que me dan por los atropellos y que después puedo canjear por fantásticos regalos como un juego de herramientas para aeromodelismo o un set de manicura de la Stra.Pepis?
Me imagino que se trata de no matar conduciendo, pero no dicen nada de si puede usarse el coche como arma arrojadiza.
¿Engloba esto los coches bomba?
Debería bajar dios y aclararme un par de conceptos.
2.- Que la carretera sea para ti instrumento de comunión entre las personas y no de daño mortal.
¿Cómo? ¿Que en mitad de la carretera hay que ir dando la comunión a los católicos?
No, si ya me veo cogiéndome de la mano con los otros conductores y cantando ‘Hosana en el cieeeeeeeeeeeeeeeeloooooooo’.
Nonononononononononono.
Un instrumento de comunión entre las personas es la comunicación, unas cañas en un bar contando chistes, escuchar a un amigo que pasa por horas bajas…
Además, hay ciertas personas con las que no desearía jamás entrar en comunión (ni en un antro, ni en la carretera, ni nada parecido…).
3.- Que la cortesía, la corrección y la prudencia te ayuden a superar los imprevistos.
Lo que te ayuda a superar los imprevistos es tener las ruedas con una buena presión de aire, haber pasado la ITV, que funcione el ABS…
El resto de imprevistos, se solucionan con pasta (pasando del Domund totalmente…).
4.- Sé caritativo y ayuda al prójimo necesitado, especialmente si es víctima de un accidente.
Claro, si no me lo hubiera dicho el Vaticano, caso de encontrarme un accidente lo primero que hago es patear la cabeza del primer herido con que me tope hasta que se me gaste la punta de las botas, hacer trompos cerca de los coches accidentados para demostrarles cómo se conduce y sobretodo, grabarlo todo con la cámara del móvil y colgarlo en el YouTube.
Menos mal que está la iglesia para aleccionarme y llevarme por el buen camino.
5.- Que el automóvil no sea para ti expresión de poder, de dominio, y ocasión de pecado.
Vamos, que si puedes ir con un 600 sin dirección asistida ni aire acondicionado, para qué vas a ir con un Audi que tenga todas las comodidades.
Y oye, que la ocasión de pecado no la pone el automóvil, la pone la situación y la persona…
Además, es verdad, en el coche no se peca. En el coche solo se folla.
6.- Convence con caridad a los jóvenes, y a los que ya no lo son, para que no conduzcan cuando no están en condiciones.
Lo de convencerles para que no conduzcan mamados o drogados, vale. Lo de hacerlo con caridad, depende. Si se tercian un par de hostias, pues se dan (y no me refiero a esas redonditas y blancas).
7.- Apoya a las familias de las víctimas de accidentes.
Vale. Y que lo hagan también el Estado y las Compañías de Seguros, dando las compensaciones que merecen, y no las mierdas que dan.
8.- Reúne a la víctima y al automovilista agresor en un momento oportuno, para propiciar la experiencia liberadora del perdón.
Si les reúno, lo que voy a propiciar es que yo sienta la experiencia de la hondonada de hostias sobre mi persona, y oye, el instinto de conservación y supervivencia hacen que me lo piense dos veces.
9.- Protege al más débil.
Siempre y cuando el más débil no sea un cabronazo que se aproveche de la apariencia de debilidad.
¿O yo no doy penita nunca?
10.- Siéntete responsable hacia los demás.
Me siento responsable de mis actos, y apechugo con sus consecuencias, tanto si es cuando conduzco como si no.
No me voy a sentir responsable hacia el imbécil que me adelanta a 230 km/h y vuelve a mi carril rozándome los faros delanteros, chocando después contra la pared de hormigón que yo estaba deseando que encontrara.
No me da la gana.
Y ya que estamos en temas de coches, finalmente hay aquello de los ‘accesorios’.
Como accesorios, el Vaticano propone la invocación a San Cristóbal, al Arcángel Rafael, protector de los viajeros, y a la Virgen Santísima. Sin embargo, esto no debe cegarnos y evitar que antes de emprender nuestro viaje nos santigüemos adecuadamente haciendo la señal de la cruz (cruz que pondría yo al lado de unos cuantos nombres en mi lista, empezando por Ratzinger, siguiendo por Bush y otros que no son conocidos…).
El rosario sigue siendo optativo, y también contemplado como otro ‘extra’, ya que la Santa Sede opina que la cadencia que tiene y las respuestas de los acompañantes, impiden que el conductor se duerma.
Sigo sin ser una buena persona. Sigo siendo una mala oveja del rebaño del señor.
Si a mí me insinúan rezar el rosario mientras conduzco, apeo al que me lo diga, y no hace falta que haya una gasolinera cerca… le dejo en mitad de la nada. Sin más explicación. Sin mediar palabra.
Por otra parte, puede optarse por no rezar el rosario y en cambio contemplar las diversas manifestaciones de religiosidad que aparecen junto a la carretera (tales como iglesias, campanarios, capillas, cruces, estatuas, metas de peregrinaje).
Que digo yo, si estás tan atontolinao viendo las maravillas de las construcciones religiosas, lo más probable es que te metas una hostia del copón.
¿Y de quién habrá sido la culpa? ¿Eh? ¿Eh?
¡DEL VATICANO! Por andar jodiendo…
Dicho todo esto, solo me queda comunicaros que mientras escribía este post, la luz se ha ido tres veces (fugazmente, pero lo suficiente como para apagarme el ordenador y mandar a tomar por culo los trozos que no había salvado… he reescrito lo que he podido recordar… es talmente como la canción Tribute de Tenacious D).
Creo que dios está hasta los huevos de que sea mala persona, de que siga sin ser una buena oveja del rebaño del señor… y me castiga…
Y yo, como que me lo paso por el forro, vamos…