KNOCK KNOCK KNOCK!!!

Adelante... pasa... como si estuvieras en tu casa...

5.6.09

El TETO: ese gran pecado

Dale clic a la imagen, y lee el texto. Foto de campaña ONU

Últimamente he leído un par de artículos sobre declaraciones de algunos arzobispos y demás calaña de este aparato político (no nos engañemos, que no deja de ser un gran montaje político-económico, nada más) que viene conociéndose como Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana y, permíteme añadir, afanosa de meterse en terrenos que deberían serle ajenos y sobre los cuales podría guardarse la opinión en aquél sitio donde la espalda pierde su noble nombre (o lo que yo suelo llamar, CULO).

No me dedicaré a relatarlos aquí, porque para eso tienes el blog de Sota, que desarrolla con gran lujo de detalles, enlaces y sobretodo altas dosis de cariño, todo lo relacionado con esta institución. Y como yo no pretendo hacer una glosa, sino simplemente dar una opinión (que como tal, es tan válida como cualquier otra), no voy a extenderme con citas. Te vas al blog de Sota (el link es sólo de uno de los posts, pero hay más), y te lo lees ahí.

Pero me jode sobremanera la fijación que tiene la Iglesia con el tema del sexo, que para haber hecho votos de castidad y renunciar a todo placer erótico, no dejan el temita en paz (a ver si será precisamente por eso…).

Ellos dicen que Dios nos hizo majísimos de la muerte, superperfectos a su imagen y semejanza, y con libre albedrío (y lo del libre albedrío jodió bastante a un ángel, que se puso muy celosón y se rebotó montando una guerra del quince allá en los cielos, y ahora se dedica a salir en pelis de miedo como máxima encarnación del mal –y no me refiero a Nacho Vidal-).

Yo realmente no sé si Dios nos hizo tan bien. De hecho ni siquiera creo que Dios hiciera a nada ni a nadie. Es más, ni siquiera sé si Dios existe. Lo único que sé es que la evolución del ser humano es la que es, con sus ventajas y sus desventajas, con aciertos y con errores. Y uno de los grandes aciertos, entre otros muchos, fue hacernos (la evolución, no Dios… o para el caso, casi me da lo mismo) con unas terminaciones nerviosas capaces de sentir y con un cerebro capaz de procesar esas sensaciones en formato “placer”. Y fíjate tú que todo eso se da independientemente del cariño y del amor. Con eso me refiero a que si bien es “mu gonito” tener el placer y el amor juntos, no es intrínsecamente necesario para que el cerebro procese las sensaciones como placer mondo y lirondo.

Me parece estupendo que la sexualidad se viva con afecto, al igual que también me parece estupendo que la sexualidad se viva sin él, porque para mí la premisa más básica y elemental acerca del sexo es el RESPETO y no el afecto. Si quien me quiere o me tiene afecto no me respeta, ¿de qué coño me sirve? Lo que siempre, y necesariamente, debe mediar en el sexo, es el respeto (aunque a uno le guste que le digan “cabrón hijoputa, lame mi bota, cerdo” y le den azotes hasta jartarse… si así lo quiere y lo quiere su partenaire, sigue habiendo respeto).

Y conste con ello que no condeno el sexo con amor. Pero conste también que no condeno el sexo sin amor.

Partiendo de la base de que Dios es perfecto y que nos hizo a su imagen y semejanza, cabe suponer que si hubiera querido que gozáramos del sexo única y exclusivamente en comunión con el afecto, el amor, el cariño, el matrimonio canónico y con un fin meramente procreador, habría sido lo suficientemente listo como para fabricarnos con unas características físicas que nos hicieran gozar del placer sexual únicamente cuando se dieran cumulativamente esas circunstancias, y –evidentemente- no nos hubiera dado inteligencia como para inventar el condón y el resto de métodos anticonceptivos.

Pero no. Todo eso es malo. Todo eso, caca.

Y eso que yo de pequeña creía que Dios era un señor etéreo que me quería y velaba por mí. Pero no. Por lo que dicen y cuentan ELLOS, Dios es un tipo al que le gusta hacerme sufrir por el hecho de pasármelo bien. Si me divierto, es malo. Cualquier cosa que me haga sentir bien sin más, es mala por antonomasia y por definición. Da igual lo buena gente que yo pueda llegar a ser… si uso un preservativo porque simplemente me lo quiero pasar bien, tengo que sentirme mal.

Hmmmm. Pues sencillamente, NO.

Qué jodida manía de fomentar el sentimiento de culpa vinculado a cualquier placer mundano. ¿Qué hay de malo en ello si no hiero ni degrado a nadie y si nadie me hiere ni me degrada?

Y pese a saber que no todos los curas son pederastas, sí que me pregunto qué clase de autoridad moral puede tener una institución que NO toma medidas ejemplares contra los miembros de su congregación que sí lo son (que ya no es que sea algo malo y ardas en el infierno, sino que directamente -a parte de ser un delito tipificado y punible- es un abuso en todos los sentidos de la palabra, que invade y destroza lo más valioso de un niño, que es su inocencia y su confianza) y NO lo condena públicamente con la misma intensidad y vehemencia con la que condena el uso del condón (que en mi opinión, no deja de ser un acto de responsabilidad).

A mí me da en la nariz que si algunos follaran un poco más con gente adulta (y otros simplemente follaran más), a lo mejor se les quitaban las tonterías de encima…

Y oye, que una goma a tiempo nos habría ahorrado algunos personajes que han dado más de un disgusto en nuestra historia como humanidad…